jueves, 19 de febrero de 2009

Avergüenzas al diablo

El manto que acaricia suavemente mi enfriado cuerpo parece refrescar esta agonía que provocan tus mentiras al no ver esos luceros ardientes en llamas, que antes miraban atónitos todo mi ser.

Te vi, sin que me vieras, te hable sin que me oyeras. Y sin embargo pasaste a mi lado con gran indiferencia. Tus infernales ojos pasearon calidamente por mis venas al compás de los latidos de mi corazón.

Tú, tan sublime, tan galante tal parece que tu talento es el engaño, y tu lenguaje la mentira.

Puede que todo esté negro y oscuro. Y que yo ande a la deriva con la inseguridad a flor de piel nadando en la incertidumbre y sin recuerdos de ti. Pues tal parece que aun conservo recuerdos que no debería.

No entiendo como un tipo como tu, con esas virtudes y cualidades se vean empañadas por la maldad y la avaricia. Gran pecado ocasionas al mentir, que dolor causas al mentir, maquillas perfectamente las mentiras que preferiría escucharlas aunque me amarguen la vida y ocasione una grave herida a mi corazón.

Dices que puedes cambiar y lo dudo, pues… con la clase se hace y con la mentira se nace. No me escuches todo lo que digo, pero te aconsejo:
“oye lo que te conviene, pues Di la verdad y avergonzaras al diablo.”


Mildred Portugal