Un noche abrazando tu recuerdo, con mi cigarrillo en mano, me acorde de aquellos tiempos y empecé a hacer cuentas, descubrí que el destino me cobro más de la cuenta, no me tuvo compasión y aunque dicen que de amor nadie se enferma, como quisiera que no me doliera, esta herida del corazón. Lluvia, melodía y cigarros, combinación perfecta y en aquella habitación la melodía perfecta de amor era nuestro pan de cada día. Nada nos faltaba, nada nos dolía Y éramos los dueños del amor... Hasta que el dolor se apodero de la habitación, en tus ojos ya no brillaba aquel resplandor, capturando en una reja todo lo que se decía por amor. Fue entonces donde decidí romper el silencio y te dije:
-A que me quedo contigo si el sol, de nuestro ayer se ha escondido, no tiene caso dar la vida día a día por lo que ha muerto, ni caminar hacia un destino donde todo será desierto- dije.
-Pronto seremos nuestros peores enemigos si me quedo aquí contigo.- Contestó en un tono de ira.
-Esta costumbre que nos hace tanto daño vamos a darle un buen adiós y seamos claros. Me dices sinceramente que me has dejado de amar, yo entiendo, te comprendo y te sabre perdonar.- lo dije con una voz temblorosa
-No entiendo como fue que te encontré justo cuando me libre de mil cadenas y hoy tengo atadas otras miles- me dijo gritando
- ¡Para que ya no me jodas¡ ¡Lárgate! De una buena vez que cadenas en los pies no las has de tener, y si te sientes tan hombre reconoce tus aventuras. Que de seguro tienes mas de mil ataduras - le dije.
- Tu que sabes de mi vida- me dijo
- Lo mismo que tu de la mía ¡NADA!- respondí con seguridad y una mirada de acecina.
-No te conozco- me dijo sarcásticamente
- JA, NO! Por supuesto que no me conoces ni te esforzaste por hacerlo.- le dije.
Agarre las llaves, Salí de la habitación y al caminar un buen rato me encontré con una amiga y entramos en aquel bar donde acostumbrábamos a charlar largas horas.
-Cuéntame que te paso- me pregunto preocupada-
-somos como agua y fuego y te confieso no fui feliz a su lado, aquel viejo amor nunca lo olvide, quizá ni siquiera lo intente, siempre su recuerdo me atormentaba por las noches y vi En el algo que me hizo recordarlo y agua con fuego no se pueden mezclar- respondí –
-¿y el sabe la existencia de el? – me dijo
-No, y nunca le contare, me preguntara que por que terminamos y no tengo ganas de explicarle que le fui infiel, pues pensara que el también fue traicionado. Además el y yo ya terminamos.
-amiga te comprendo.- me dijo
-No, no lo creo, por que deje ir al amor de mi vida por una aventura y encontré a alguien que me quería mas sin embargo me fue infiel. Estoy pagando la factura del tiempo.- conteste.
-No se que decirte, pero te invito una copa.- me dijo
Y así se nos fue la madrugada hasta las 3:00Am platicando de penas y mal de amores. Mientras tanto sigo aquí en esta noche recordando cuando tenía tus abrazos y ya llevo media de cigarros acordándome de cómo el tiempo cobra sus facturas…
Mildred Portugal
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